Los parques son también (o deberían ser) espacios para la práctica y disfrute de la música. No estoy hablando de agobiar al pobre visitante con música grabada, bullanguera, casi siempre emitida desde pésimos parlantes y a todo volumen, lo que hace imposible la reflexión familiar, el murmullo romántico o el sosiego espiritual que se busca en los parques (y en los últimos años, el Parque de la Exposición se había convertido en un espacio insufriblemente ruidoso). Hablo de música en vivo, pequeñas canciones dignamente interpretadas, que se fusionan de manera natural con el entorno y ofrecen al ciudadano y ciudadana una dimensión distinta dentro de un espacio cotidiano y colectivo que es un parque público.
Es por ello que, apenas fui designado administrador del Parque de la Exposición, tomé contacto con jóvenes cantautores peruanos, que los hay muchos y muy buenos, para invitarlos a interpretar sus composiciones allí, los domingos y al aire libre. Era también, de paso, iniciar una tarea de promoción de jóvenes valores de la composición musical contribuyendo así a recuperar una tradición que se ha descuidado bastante en el Perú, aquella de la canción-trova, que a pesar de su declive ha tenido y tiene aún exponentes destacadísimos y que se remonta a Chabuca Granda, que pasa por Juan Luís Dammert, Andrés Soto, Chalena Vasquez, Kiri Escobar, Luis Enrique Alvizuri, Piero Bustos, Alejandro Susti, etc., y que llega hasta los más jóvenes: Piero Montaldo, Alejandro y María Laura, Caroline Cruz, etc. A mis ojos, un parque era el lugar perfecto para este fin.
Pero no concebí estas presentaciones en el gran Anfiteatro –lo que hubiese demandado toda una producción y una enorme inversión de dinero- sino en el mismo parque, a escala del visitante, con un equipo mínimo y sobre todo, de manera gratuita al público. Mi sueño era que cada domingo, el vecino de Lima asistiera al Parque de la Exposición teniendo la certeza que algo extraordinario a nivel cultural (teatro, música, acrobacia, circo, etc.) iba a tener lugar y que él podría disfrutarlo sin pagar un sol. Es así que inicié este ciclo de conciertos de cantautores peruanos con una talentosa compositora joven limeña llamada Giovanna Núñez, más conocida como Lalá.
Vi y escuché por primera vez a Lalá una noche en “Koka Kinto” un bar-resto-galería cultural que solía frecuentar y que quedaba en la calle Wakulski, muy cerca de mi casa, y cuyo fundador, Herbert Bazán, animaba magistralmente. De inmediato me enamoré de sus canciones y de su voz. La volví a escuchar semanas después en la Feria del Libro y allí me animé a invitarla al Parque de la Exposición. Ella aceptó y a los pocos días vino a verme con la finalidad de encontrar el lugar más idóneo. Yo quería que se haga al lado de la Pileta China, pero ella me sugirió el espacio vacío que había dejado el drenaje de la laguna del parque: “Parece un paisaje lunar” me dijo. Era, en efecto, el sitio perfecto para sus minimalistas y etéreas composiciones. Fijamos el día y ella me brindó las especificaciones técnicas necesarias. Fue todo: así de simple se hacen los mejores proyectos culturales.
Fue un domingo inolvidable. En ese pétreo espacio de bajo relieve, al lado de un guitarrista admirable, José Pablo Menajovsky, y bajo el rumor amable de las “gallinas de Guinea” que habitan el Parque de la Exposición, Lalá ofreció un recital espontáneo de cerca de 45 minutos, en el atardecer limeño del 13 de agosto, ante una multitud atenta y asombrada que escuchó con cortesía una veintena de sus composiciones. Con el solo hechizo de su voz, Lalá llenó de magia el Parque de la Exposición.
El éxito de este primer concierto, fortaleció en mí la idea original de invitar cada domingo a otros jóvenes cantautores y luego rotarlos por los demás parques zonales. Incluso había vislumbrado la posibilidad que algunos de ellos brinden, en los mismos parques, talleres para adolescentes con inclinaciones musicales. Lamentablemente, nada de esto pareció interesar a las "gerentas" y "gerentes" de los parques, y el proyecto no pudo ser continuado. Pero por lo menos, queda como testimonio este primer y único recital con la talentosa Lalá, cuya primera parte ofrezco ahora a ustedes. (A.V.)
Aquí en Dublin, los "band stand" son muy populares. Puedes encontrar clásico, rock, jazz, Irish... grandes y chicos.
ResponderEliminarQué bueno que Lala haya sido quien abra esa serie de presentaciones en el Parque de la Exposición. Esperemos progrese y no sea cortado por quien no aprecia que esta serie de eventos refuerzan el sentido de comunidad que toda ciudad necesita. Buena la nota. Saludos, Rafael
¿Por qué no tuvo seguida esa excelente iniciativa? ¿Acaso costaba mucho dinero? No entiendo, las gerentes de SERPAR parecían tener ambiciones precisamente de ese nivel... Qué pena, pues. Bien que lo hayas descrito tan escrupulosamente, así queda registrado y puede dar cabida más adelante a otras iniciativas semejantes.
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